¿En qué consiste la taquigrafía digital?
En aprovechar herramientas que la tecnología y la informática ponen a nuestro alcance, para integrar tres elementos fundamentales en un solo entorno:
El registro de los símbolos taquigráficos.
La grabación.
La traducción (transliteración) de esos símbolos.
También nos valdremos de programas que colaboran con nuestra función en cuanto a la reproducción de audios y el procesamiento de textos.
Demostración sencilla de escritura taquigráfica en tiempo real
Al adaptarnos a la era digital, estamos demostrando que la taquigrafía no se ha quedado en el tiempo y puede proyectarse en nuevas direcciones.
La taquigrafía digital puede ser utilizada por todos, independientemente del idioma y del sistema de taquigrafía que se utilice.
Ya no tendremos que lidiar con lápiz, papel, goma de borrar: solo necesitamos una tableta conectada a nuestra computadora. Esto, además de resultar ecológico, redunda en una mejora de nuestra salud ya que, al ser acotada el área de dibujo, no necesitamos trasladar el brazo sobre el papel para hacer los registros, evitando así las dolencias que solemos tener los taquígrafos (como tendinitis o túnel carpiano). El desplazamiento del brazo y de la mano es ínfimo y, además, podemos utilizar la otra mano como soporte para mover la pantalla, borrar algún símbolo erróneo, etc. Asimismo, la presión sobre el lápiz digitalizador es mucho menor que la que solemos hacer sobre un lápiz común o sobre un bolígrafo.
Podemos ir al punto exacto de la grabación que queremos escuchar y cotejar el audio con la simbología si hubiere alguna duda, o bien, reproducir el audio integrado desde el comienzo.
La transcripción que hagamos puede ser copiada y pegada en nuestro procesador de textos, para editar desde allí la versión taquigráfica que entregaremos para su revisión. El tipeado del texto incorpora las autocorrecciones que hayamos definido para el procesador, lo que trae aparejada una mayor velocidad dactilográfica, que -a la vez- ayuda a reducir los tiempos finales de trabajo.
El entorno es colaborativo y transparente, ya que por cada intervención o modificación que realice alguno de los usuarios editores, quedará reflejado el nombre de la persona que intervino en su edición.
La posibilidad de guardar versiones de la misma página según se va trabajando en ella garantiza la fidelidad del registro taquigráfico que llevamos a cabo en todas sus fases, desde la toma de taquigrafía en el recinto hasta su presentación final con la transliteración contigua que vayamos generando.
La velocidad taquigráfica que se tiene al momento de comenzar a aplicar esta metodología no se pierde; puede llevar un tiempo conocer la herramienta y aplicarla con todos sus elementos, pero una vez dominada, es muy simple incorporar a esta los conocimientos que ya trae el taquígrafo. Esto implica una suma de elementos: los nuevos y los anteriores, que redundan en un resultado más efectivo.
La hoja de trabajo no tiene una dimensión acotada, como puede suceder con una página de algún otro programa, como el Paint o el Word. La extensión es adaptable al tiempo que necesitemos registrar y va a depender únicamente del espacio que tengamos disponible en la nube. He escrito sesiones breves, medianas y extensas en una sola página, con solo avanzar hacia abajo (con el botón de la tableta, con el dedo si es pantalla táctil o con la flechita del cursor). Esto simplifica el trabajo, al no tener que agregar páginas diferentes: todo se concentra en un solo espacio.
El complemento de dictado nos ahorra tiempo de escritura por teclado. Solo es requisito que leamos claramente lo escrito en taquigrafía, y el programa convertirá la voz en texto, el cual podremos editar convenientemente a continuación.
Además, existen opciones de visualización a través del teléfono móvil y del navegador de internet, que muestran en tiempo real los cambios que el taquígrafo realiza desde su computadora, a medida que va escribiendo, tanto en símbolos como en la posterior transcripción.